miércoles, 7 de abril de 2010

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Las personas que hablamos mucho, a veces es porque pensamos mucho y porque creemos que tenemos mucho que decir. A veces encontramos quien nos escucha y la mayoría de las veces asienten con la mirada pero realmente ni nos oyen. No les interesa la conversación porque es más cómodo no atender por si nos convencen. A mí sinceramente, esas personas que tienen miedo al diálogo,que callan, que opinan poco, me intrigan. O no tienen criterio propio, o esperan a que opinen los demás o simplemente no tienen nada interesante que aportar o lo que aportan no interesa a nadie. Esta idea surge de la necesidad de dejar constancia de todas las reflexiones que se me ocurren respecto a lo que sea.

1 comentario:

  1. No siempre callar es síntoma de ausencia de pensamientos o ideas. Es cierto que así como he ido creciendo me he vuelto más habladora pero he llegado a comprender que si no lo hice antes con más profusión fue simplemente porque no había nadie lo suficientemente interesante con quien compartir mis pensamientos.

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